No eres perfecto, ni pretendo que lo seas. Me gustas así, con tus tonterías, tus comeduras de cabeza... Aunque reconozco que a veces me pones muy nervioso, no sé cómo tratarte, ni cómo acercarme a ti. Intento hacerlo lo mejor posible, siendo comprensible e intentando entender todo eso que estás dispuesto a compartir conmigo.
No sé, me cuesta expresarme. Me cuesta decirte todo eso que me haces sentir. Pero me gusta expresarme a mi manera: con un abrazo, un detalle, o un beso que te haga ver que todo va bien y que estoy ahí para ti. Y me gusta saber que estás evolucionando, que estás dispuesto a ser mejor, a valorar esas pequeñas cosas que a mí tanto me gustan.. y, sobretodo, que quieras compartirlas conmigo.
¿Sabes? Esto es algo que nunca te he dicho, pero me encanta mirarte. A veces paso largo tiempo mirando alguna foto nuestra, recordando nuestras conversaciones y, claro está, sin dejar de sonreír.
Eres imbécil, lo sé. Pero un imbécil que me hace feliz.