1.10.2016

Decisiones.

De eso está llena la vida: de decisiones.

Saber cuáles tomar, cuáles no. Muchas veces con un sólo camino; otras, con miles. Siempre con la eterna duda de si habremos elegido bien.

Pero, ¿quién es el encargado de sentenciar si hemos hecho lo correcto? ¿De si la decisión que hemos tomado nos hará bien, si es la que nos va a favorecer en nuestra vida? Sólo tú mismo eres responsable de lo que haces, y de cómo afecta a tu rutina.

Yo, ahora mismo, me encuentro en una encrucijada. Este, oeste, norte, sur. Nunca mejor dicho. Dije que venía pisando fuerte, y espero seguir con esa idea: pisar, pero con firmeza. Estando seguro de lo que hago y arriesgando todo lo que tengo por aquello que quiero.

El problema viene cuando no sabes lo que quieres, cuando has dado ya tantas vueltas que no sabes hacia qué parte miras ya. ¿Estoy seguro del rumbo que estoy tomando, o quiero dar marcha atrás y tomar otro camino? Lo mejor es no dudar, mirar al frente y tirar hacia adelante. Sin prisas, sin atajos... simplemente, disfrutando de las vistas.

Sólo el tiempo es capaz de determinar si tu decisión fue la correcta. Y bueno, aunque dejemos pasar ciertas oportunidades, quién sabe si más adelante nos esperan unas nuevas o incluso vuelven a aparecer las mismas. Con un nuevo sentido, mayor seguridad, algo por lo que merezca la pena apostar.

Hasta entonces yo seguiré, como siempre, sin rumbo fijo. Intentando no perderme demasiado, queriendo encontrarme en algún lado.