10.21.2016

Estamos en época de bailar.

Estoy en una época en la que no necesito que me hagan daño.

Muchas otras veces no me importaría, es lo que tiene la vida: arriesgarse y fallar. Pero ahora no. Estoy en una época en la que necesito que me quieran. Una época delicada, de cambio. En la que necesito más que nunca el apoyo de mi familia, de mis amigos.

Estoy a punto de finalizar una etapa que ha marcado mi vida... y necesito comprensión y cariño. Tener la vida fácil, sin problemas, ni preocupaciones de más. Centrar la cabeza en lo que toca, y no divagar por cien mil caminos que no llevan a ninguna parte.

Joder, y es que sé que la vida puede ser fácil. Que puedo ser feliz, sonreír a diario y no necesitar nada ni a nadie. ¿Por qué me empeño en complicarlo tanto? Quizás mi dj favorito tenga razón, y me empeño en forzar situaciones que quizás por sí solas no surgieran. Pero vuelvo a lo mismo de siempre: las relaciones (de cualquier tipo) siempre son cosa de dos. Una amistad no es fructífera si ambas partes no ponen su empeño y dedicación en cuidarla. En hacer que sea una relación sana, satisfactoria y duradera.

No sé, la verdad, por qué a mí me cuesta tanto. Si, al fin y al cabo, esto es cosa de dos.

Quizás la solución esté en no pensar, en dejarse llevar y no preocuparse de estas cosas de más, de tonterías que no tienen bases lógica. Quizás la solución esté en bailar, juntos, aunque sólo lo hayamos hecho una vez. Sin nadie más. Solos tú y yo.

Si te apetece tanto como a mí, no lo pienses: vamo' a bailar.

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