12.07.2013

Otro día más.

La vida pasa, y no podemos hacer nada para detenerla.
No sabes cómo me gustaría poder detenerme en nuestro momento. Ése en el que no parábamos de mirarnos, de besarnos, de sonreír a la vez que hacíamos todo.

Y la verdad, no eres uno más. Sé que no tengo manera alguna de demostrarte de lo que soy capaz. Creo que ni tú, ni nadie antes, me ha dado la oportunidad de mostrarme cómo soy realmente. No me has dado tiempo, tiempo para ofrecerte mi confianza, demostrarte que me importas y que me apetece estar a tu lado.

Sinceramente, estoy cansado. Me cansa que siempre salga todo mal. Tú mismo dijiste que esto podía ir adelante, y tú mismo eres el que está poniendo las barreras. Quizás nadie ha sabido ver que detrás de esta incoherente actitud, hay una persona sensible, que sólo quiere dejarse querer. ¿Cuándo llegará? ¿Cuándo vendrá esa persona que sea capaz de hacerme olvidar el mundo, de hacerme ver que no existen los problemas cuando tienes a alguien a tu lado para superarlos?

Sabía que esto no iba a funcionar. Y no será porque los dos no queramos, ni pongamos de nuestra parte. Sino porque una vez abres la herida, es difícil que deje de sangrar. Perdí la ilusión, ya no tengo esa tontería de pensarte, de querer verte. Esa sonrisilla tonta que me salía cuando me llamabas 'caradura'.

Y aquí está, la nueva piedra con la que he tropezado. Una vez escuché: 'No pierdas un diamante por estar coleccionando piedras.' Y la verdad, hasta hace poco te consideraba diamante. Me jode, me jode que haya cambiado tu actitud y, como consecuencia, la mía también. Pero sé que tú no estás dispuesto a arriesgar por mí, por lo que yo no estoy dispuesto a tropezar por ti.



ay no,

ay no me tientes
que si nos tentamos
no nos podremos olvidar.




No hay comentarios:

Publicar un comentario